Recuerdo una historia de glorias y triunfos, de sacrificios y lucha, de jugadores aguerridos en compañía de un portero magnífico, recuerdo una historia que casi pareció un cuento de hadas, en el cual la cenicienta de un torneo ganó una final, y justamente contra el que para la fecha era el actual campeón de la Copa Santander Libertadores.
Llegaba el Once Caldas como cenicienta por historia a la competición, si bien había sido campeón del Apertura colombiano en el 2003, nunca había ganado algún trofeo continental, en la fase de grupos jugó contra el Unión Atlético Maracaibo, el Vélez Sarfield, y el Fénix, ganando 4 partidos, empatando 1 y perdiendo 1, ahí empezaba la sorpresa del Once Caldas, luego en los octavos de final le tocó enfrentarse al Barcelona de Guayaquíl, equipo al que eliminó en tanda de penales, y le tocaría enfrentarse al Santos de Brasil, equipo que también había conseguido su clasificación a cuartos de final por vía de penales, el primer partido quedaría 1 a 1, y el segundo lo ganaría el Once Caldas por la mínima, en la siguiente instancia eliminaría a otro brasileño, al Sao Paulo, empatando a 0 en el primer enfrentamiento, y ganando 2 a 1 en la segunda contienda, uno de esos dos goles lo marcó Jorge Agudelo, gol que por los aficionados será eternamente recordado puesto que lo anotó en el tiempo de reposición, y fue el que permitió que el Once Caldas clasificara a la gran final contra Boca Juniors, pero que luego sería empañado por el hecho de que en posteriores pruebas antidopaje Agudelo dio positivo, y así se clasificarían a la anhelada final.
Final que fue cuando menos dramática, el Once Caldas se iría arriba en el marcador con un gol de John Viáfara, y se iría al descanso con la portería en cero, pero luego al minuto 52 Nicolás Burdisso marcaría el empate para el conjunto argentino, luego de esto Boca Juniors atacó sin orden, estrellándose una y otra vez contra el bloque equilibrado y sólido del equipo colombiano, Carlos Tévez y Diego Cagna tuvieron sus oportunidades, pero la gran figura del torneo Juan Carlos Henao se encargaría de rechazarlas, y luego de terminar el partido igualado a 1 gol por bando, inclusive después de la prórroga, irían a penales.
Boca Juniors era considerado en la época como un equipo infalible desde el punto penal, puesto que muchas de sus finales y de sus partidos decisivos los había ganado por mencionada vía, pero por las ironías que hacen del fútbol el deporte más hermoso del planeta, y cuidado si no del universo, esa noche fallaría sus cuatro cobros de tiro penal, dos de ellos desviados y dos atajados por el gran portero Juan Carlos Henao, quien opacó a Roberto “El Pato” Abondanzieri, quien consiguió atajar dos penales al Once Caldas.
Y fue así como uno de los equipos menos prestigiosos de la época logró destronar al gran Boca Juniors, fue así como David logró derribar a Goliat, y ganar el anhelado trofeo continental, fue así como un equipo humilde con un gran portero logró colarse en la historia de la competición número uno de América, fue así como el Once Caldas logró coronarse campeón de la Copa Libertadores.
Leonardo Novoa.
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